Escribe el periodista Cristian Alarcón -autor de "Si me querés, quereme transa"- en Clarín de hoy acerca de lo sucedido en Soldati y la estigmatización:
Si al hablar de la ciudad latinoamericana y sus conflictos se suma como ingrediente indispensable el tema del narcotráfico el resultado seguro será la confusión. El narcotráfico tiene en su ADN el germen de la complejidad. Nada es lo que parece, todo puede ser peor, sería el lema que cala hondo en la conciencia de las sociedades que lo consumen por la nariz, por la industria cultural y por los medios. La favela como ícono de los “otros violentos” y la performance de la muerte alcanzada por los narcos mexicanos hablan por sí solos de un mundo que se les antoja a algunos políticos un mundo por venir. Falso.
Si al hablar de la ciudad se pretende reducir la problemática habitacional con la denuncia xenofóbica contra los migrantes, la confusión pasa a discriminación lisa y llana. Se trata además de una discriminación flagrante porque se funda en la existencia de una ciudad invisibilizada hasta que algún poder decide expulsarla. Buenos Aires más que muchas otras metrópolis está sostenida por el trabajo cotidiano de migrantes trabajadores. El cuidado de los niños, la limpieza de las casas, la construcción de los edificios, la comida en los barrios, el comercio informal del que consumen millones que no pueden hacerlo en los shopings depende de las manos y la inteligencia migrantes. La amenaza son los extranjeros. Falso.
La nota ecompleta acá.
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