Este mes la edición argentina de Rolling Stone sacó un especial sobre la historia de Los Redondos. Sin publicidad, con muy buen material fotográfico y contado por periodistas que realmente saben de la banda.
En una parte se habla de como fue la separación y "la última noche de los Redondos", es decir Skay, Poli y El Indio juntos. Ese día fueron entrevistados por Martín Correa, Pablo Marchetti y Humphrey Inzillo. A continuación los primeros dos cuentan un poco de esa historia y la banda en general:
- ¿Cúando le hicieron las entrevistas? ¿Cuántas fueron?
Martín Correa: Fueron tres entrevistas en total, entre 2000 y 2001.
- ¿Qué fue lo que más les sorprendió de cada uno: Indio, Skay, Poli?
MC: - Del Indio, primero, verlo en persona. Tener a "la estampita" sentada frente a nosotros, en un sillón, con sus anteojos de sol puestos y un vaso con whisky en la mano. Su locuacidad imparable, su profundidad y su puesta en contexto incluso ante una pregunta banal. De Skay, su paz, su claridad para agregar algo interesante a los conceptos amplios que ya había aportado el Indio. De Poli, su capacidad de organización. En este caso, se pudo ver en "formato entrevista" cómo tenía todo controlado, desde la comida hasta el momento en el que había que terminar la jornada.
Pablo Marchetti: - Del Indio, su retórica implacable, su verba descomunal, su lucidez. De Skay, su sabiduría al natural, su sencillez. De Poli, su capacidad estratégica: no podía creer que nos citara a entrevistar a Los Redondos en un bar de Palermo un martes a la noche y que el bar estuviera vacío y la moza fuera francesa y no los conociera. Pensé que nos iban a acosar, pero Poli calculó todo.
- La nota que le hicieron para "La García" fue la última que ellos dieron como banda, ¿tuvo algo de especial en aquel momento?
MC: - Para nosotros fue simplemente la tercera entrevista. Años después tomaría la relevancia que ahora tiene, porque el Indio contó que el conflicto entre ellos explotó aquella noche, después del encuentro en el Bar Onduras de Palermo. Nunca nos habíamos puesto a pensar en que esa había sido la última entrevista. Los que tres que estuvimos (Pablo Marchetti, Humphrey Inzillo y yo) los vimos irse por Honduras hacia Uriarte, juntos los tres. Recuerdo el habernos quedado unos segundos mirándolos cómo se iban. Un fade out.
PM: - Fue especial como eran especiales todas las notas a Los Redondos. Pero no sabíamos que era la última. Fue una nota más a Los Redondos, teniendo en cuenta que una nota a Los Redondos nunca es una nota más. Sí me llamó la atención que, después de cuatro horas de charla grabada, se quedaran un par de horas más charlando sin grabar, contando cosas increíbles.
- ¿Cómo veían el ánimo de los tres, ya que faltaba muy poco para la separación?
MC: - El ánimo era el mismo de las otras entrevistas. Normal. Está claro que la discusión vino después.
PM: - Yo no vi ninguna diferencia con las entrevistas anteriores. Ellos siempre decían que cacareaban cuando ponían un huevo. O sea, que daban notas sólo para anunciar shows o discos. Y hablaron mucho del show que iban a dar en Santa Fe, esa era la excusa para dar una nota.
- ¿Creen que en algún momento pueden volver a juntarse?
MC: - Yo creo que no.
PM: - Y, todo puede pasar. Pero lo veo muy difícil. Personalmente, no creo. Pero es pura conjetura, no tengo ninguna clase de información.
- ¿Hay un tema particular que más les guste de la banda?
MC: - Me gusta el 90 % del repertorio, pero las que más son: "Etiqueta negra", "Esa estrella era mi lujo", "Yo caníbal", "Salando las heridas" y "Me matan, Limón". El disco que más me gusta es "Luzbelito".
PM: - Uy, un montón. “Héroe del whisky” podría ser uno. “Cruz diablo” es otro que me gusta mucho. Y entre los inéditos, “Un tal Brigitte Bardot”.
- ¿Cómo llegaron a Los Redondos? ¿Se acuerdan la primera vez que haya escuchado algo de ellos?
MC: - La primera vez que los escuché fue en un intervalo del festival Amnesty International en River, en 1987. Yo tenía 11 años. El genio del sonidista puso varias veces "La bestia pop".
PM: - Sí, en el 85. Tenía un compañero de secundaria al que le gustaban. También creo haber escuchado algo en “Sueño de una noche de Belgrano”, el programa que tenían Jorge Dorio y Martín Caparrós en Radio Belgrano, a la medianoche. Y fui a verlos en la presentación de Oktubre en Palladium.
- ¿Cómo prepararon una entrevista de ese estilo?
MC: - En mi caso, la tenía preparada en la cabeza desde la adolescencia, desde que iba a verlos a cualquier sitio del país en donde tocaran. De todos modos recuerdo que hicimos una especie de concentración previa entre los tres periodistas.
PM: - Éramos y somos muy fans, así que no hubo una preparación exhaustiva. Cada uno armó sus preguntas. Humphrey y Martín tenían más data reciente, los habían ido a ver a sus últimos shows. Y yo tenía más data anterior. Nos juntamos y charlamos un rato, nada más.
- ¿Fueron a ver Los Redondos o El Indio?
MC: - Yo siempre viví los shows de Los Redondos (no tanto los del Indio) como una fiesta entre amigos. Amigos de ese momento, una cosa única. Te pasaba que eras consciente de que con mucha de la gente que te cruzabas no podrías compartir más que un show de Los Redondos. Era mirar la felicidad en la cara de los demás y sentir que estabas igual, era caerte en medio del pogo y que una mano anónima te levante, era cantar lo mismo con miles de personas.
PM: - Sí, claro, vi muchísimas veces a Los Redondos. En lugares chicos y en estadios. Nunca vi al Indio solista. Creo que el clima es religioso, que hay mucha liturgia, mucha mística, mucha fe. Siempre me llamó la atención que temas tan complejos, tan herméticos en su lírica (como Ji ji ji, por ejemplo), tan propios de cierta clase media intelectual rompieran las barreras sociales y culturales de ese modo. Pero así de inexplicable y así de grandioso es Patricio Rey.