viernes, 11 de marzo de 2011

Ahora que ya no estás

La cantidad de veces que me hiciste putear, discutir, reír, pasar el tiempo. Eras solidaria como pocas personas, me enseñaste a jugar a la crapette, carioca, canasta. Tenías una obsesión contra Perón, te encantaba sentarte a leer durante horas y horas. Tenías 89 años. Me acuerdo en 2009 creo, cuando estábamos en casa, me diste el mejor consejo de todos: "Que te guste leer. Es lo mejor que hay para cuando uno es viejo". Me regalaste toneladas de libros. Eras feliz cuando el campo estaba atiborrado de nietos y amigos. Llegabas a alojar a 50 personas sin ningún problema. Tuviste 11 hijos, 37 nietos y así puedo seguir.Eras conocida por todo el mundo.

Viví con vos muchos años, ya perdí la cuenta de cuantos. No voy a ser hipócrita y decir que siempre te quise. No. Muchas veces me enojé con vos. Tuve ganas de mandarte a la mierda. Por todo lo que pasó en la familia, por los quilombos interminables que hubo entre los tíos. Era difícil convivir con vos. Siempre tenías que dirigir. Naciste para ser líder en cualquier mesa. Y eso complica todo. Muchos se aprovecharon de vos. Te quitaron cosas, te usaron, te forrearon. Querían lo tuyo. Ese campo de mierda terminó rompiendo todo.

Hubo pocas personas como mi vieja que siempre te abrió los brazos. No importaba como estábamos en casa, mamá te recibía y se bancaba todas. Aunque los hermanos estemos cansados. Ella tiene muchas cosas tuyas. Y ni te cuento de mi viejo. Él calladito se comió todas. Al abuelo enfermo, a vos ya sola y gritona como siempre. Las peleas de los tíos en casa por el campo, y la puta que lo parió. Te hiciste mierda. Muchas veces pienso que lo que tenías hizo que la familia se haga pelota.

Pero bueno esto no es un reproche sino una despedida, de cosas que nunca te pude decir. Falleciste esta mañana y ya te extraño. En casa está tu cuarto, siempre lo estuvo. Y si bien miles de veces discutíamos hasta el hartazgo por política, historia, el periodismo, la verdad es que fuiste una abuela de puta madre. Y me quedaron unos ricos vicios que vos tuviste je. Te robé puchos sin parar, te quité un montón de chupi en el campo a la siesta con la primada.

El último libro que me regalaste pusiste "te quiero mucho, lal...." y te pusiste a llorar. Todavía me acuerdo de eso, era como que sabías que faltaba poco. Y nunca voy a olvidar el quilombo que hacías cuando a las 6 am escuchaba en tu cuarto el "tan tan tan ta taaaan" del informativo de Radio 10. O cuando de madrugada ibas al baño y hacías tal ruido que me desertabas siempre.

Ah, en la heladera quedó el ratatouille que te preparó mamá la semana pasada cuando llegaste. No pudimos compartirlo. Hoy lo almorcé con la vieja. Y nos acordamos de vos. Y no podíamos creer que ya no estés. Un beso Lala,
Moncho

4 comentarios:

Pacha dijo...

Me inculco el amor por la historia. Conversar con ella sobre Grecia, Napoleon, Roma era un placer. Siempre la presente con orgullo a todos. Era MI ABUELA. Como decis, los Indart vivimos cosas que por ahí no todos vivieron, y aprendimos a ver sus debilidades y sufrir sus penas. La vamos a extrañar pero sabemos como ella queria ir a encontrarse con Lalo.

Manuel dijo...

Lindo recuerdo Moncho.

Fernando Candeias dijo...

Linda historia eh!!! Cada abuela guarda y guardará los recuerdos más lindos de nuestras infancias. Seguramente desde algún lugar disfrutarán de vernos crecer.

ABRAZO!

Martín dijo...

Impecable. Realmente emotivo. Sin errores y contundente. Un estudiante que ya es periodista.
Realmente muy bueno lo tuyo, interesante.
Abrazo